lunes, 27 de julio de 2009

No es amor el amor que al percibir un cambio cambia, o que propende con el distanciado a distanciarse.
Es un faro inmóvil que contempla las tempestades y no se estremece nunca; es la estrella para todo barco sin rumbo, cuya virtud se desconoce aunque se tome su altura.
El amor no es juguete del tiempo, por más que lleguen al alcance de su corva guadaña los labios y las mejillas de rosa; el amor no se altera con las horas y las semanas rápidas, sino que perdura hasta el fin de los días.